jueves, 31 de diciembre de 2015

El cuerpo como camino

Movimiento sagrado 1
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

“...el cuerpo no es sólo la envoltura del alma inmaterial sino una realidad vibrante bañada con la misma Consciencia … La separación habitual entre el cuerpo y la mente no sólo está injustificada sino que perjudica al tipo de totalidad de que los buscadores espirituales aspiran. Para exponerlo en términos tradicionales, el cuerpo es el templo de lo Divino. Es la base para comprender la unidad esencial de todo; es el trampolín a través del cual podemos lograr la iluminación.”

Son las palabras de un yogui hindú.  Pudo haber sido un cabalista judío, un taoísta, un gnóstico cristiano, un sufí musulmán o alguien de la rama mística de cualquier religión.  Todos son yoguis en el sentido que hacen prácticas físicas y mentales para lograr una visión más profunda de su realidad o como decimos, la unidad con el Divino y experimentar a Dios de primera mano.
Pero, ¿qué quieren decir esos enunciados?  Para abarcar ese tema tenemos que plantar primero una premisa sobre la cual basamos nuestra lógica.  Nosotros creemos o conjeturamos que la lógica exige que el mundo y nuestras vidas tengan un sentido o razón.  No podemos creer que todo esto, un mundo tan increíble e intrincado, pueda ser para nada más que vivir unos pocos años y morir.  Así que siempre habido personas y grupos, siguiendo enseñanzas antiguas o maestros dotados de una conexión con la fuente divina, quienes practicaran ejercicios diseñados para activar los sentidos interiores y así ampliar su visión. 
A diferencia del concepto común, ese trabajo no se lleva a cabo aislado, en una cueva lejos en las montañas, en el bosque o en un monasterio; la vida y el cuerpo son las herramientas surtidas por Dios para llegar a conocerlo a Él.  Mientras es verdad que el mundo y el cuerpo son grandes obstáculos para él que busca a Dios, no son en sí, malos – el obstáculo reside en nosotros mismos – convertimos al mundo y al cuerpo en obstáculos.
Allí empezamos.  ¿Cuáles son los obstáculos en nosotros mismos los cuales impiden nuestra visión del verdadero propósito de la vida? 

“¿Acaso no han viajado en la tierra para que pudieran poseer corazones con los cuales entender u oídos con los cuales oír?  Porque ciertamente no son los ojos que están ciegos, sino que ciegos están los corazones dentro de los pechos,” (Sagrado Corán 22:46)
Aquí el Corán se refiere al corazón que está ciego o que no puede ver.  No está hablando del órgano en el pecho sino del corazón espiritual, parte del cuerpo energético o sutil.  Este corazón es parte del alma, la conexión entre el mundo material y mundos superiores.  La mente real es la consciencia del corazón y de allí surge toda inspiración, pensamientos positivos y la guía divina.
La palabra ‘mente’ es usada de una forma indiscriminada para indicar el cerebro, pero el cerebro no es la mente.  Pero debido a esa confusión, digamos que hay tres mentes, la mente real, la mente/cerebro y la mente/nafs.  A ver, ¿qué son o cómo se diferencian éstos? 
Ya hemos definido la mente real como la puerta a la guía divina y la inspiración.  También, como hablaremos más adelante, es donde se encuentran los sentidos interiores como los ojos mencionados en la citación del Corán.  Mientras es común los artistas que atribuyen sus “creaciones” a sueños y “flashes” o chispazos de inspiración, también muchos científicos muy importantes y famosos han recibidos sus ideas y descubrimientos de la misma forma.  El cerebro no es la fuente de creaciones y descubrimientos importantes para la humanidad – son cosas recibidas a través de la mente real.
Entonces, ¿qué es y qué hace el cerebro?  El cerebro desempeña muchas tareas importantes para el cuerpo y la vida terrenal del hombre pero pensar no es una de ellas.  Ni es el depositario de recuerdos.  El cerebro es como un punto de distribución y comunicación del cuerpo así como el órgano de la percepción.  También el cerebro es un traductor, que traduce información de la mente real a una forma que podemos entender en nuestro estado material.  Adicionalmente el cerebro es como un radio que puede sintonizar, voluntariamente o involuntariamente, si hay la resonancia adecuada, con campos de energía colectivos.  El cerebro no inicia nada.  El cerebro recibe sus instrucciones de la mente real o de la mente/nafs.  Siendo la más común la mente/nafs.
El nafs, de que hemos hablado mucho y culpamos por todo lo malo en nosotros, no es en su esencia malo, sólo que le hemos permitido crecer más allá de su función apropiada.  De hecho, se puede llamar el nafs, el alma terrenal.  Su propósito original era equiparnos para la vida terrenal y protegernos contra peligros.  Pero por el amor y apego al mundo ha crecido tanto que ha formado una entidad en sí, una individualidad o personalidad falsa la que, como todos los organismos, tiene como su principal preocupación la conservación de sí mismo, es decir, ha cambiado de proteger al ser real a proteger a un ser ilusorio e irreal.  Esta entidad vive en un estado de miedo y ve amenazas en todas partes y reacciona contra ellas de una variedad de formas, mecanismos de defensa que pueden variar de arrogancia y agresión para cubrir su sentido básico de inferioridad, a timidez y bajo autoestima.  El nafs y su creación, la personalidad falsa y el ego, como el cerebro, tampoco piensan, sólo reaccionan.  Sin embargo, el nafs o ser bajo, envía instrucciones, basadas en miedo y reacciones a supuestas amenazas, al cerebro, el cual lleva a cabo procesos físicos, siendo el cerebro el iniciador de casi toda acción del cuerpo.
Cuando la gente habla de la paz interior o de silenciar la mente, está hablando del cerebro que está continuamente cotorreando un sinfín de tonterías que el nafs/ego ha alimentado.  La cantidad de malas percepciones, malentendidos, ideas equivocadas y pensamientos negativos que andan sueltos en el cerebro por causa de la alimentación desnutrida surtido por el nafs/ego es tanto que la mente real del corazón está casi imperceptible para la mayoría de la gente.
Todas las prácticas espirituales incluso la meditación son para limpiar todo ese lío de basura que oscurece o tapa la conexión con el corazón y la mente real.  Bueno, hablando de los auténticos no charlatanerías que son más comunes que los reales.  Las formas para cumplir esa tarea son muchas pero ahora hablamos del cuerpo y el cerebro.
El consejo, “Conócete a ti mismo y conocerás a Dios” y variaciones de eso, fueron expresados por sabios desde Aristóteles al Profeta del Islam.  La verdadero significado es conocer al nafs o ser bajo y así dominarlo, se revelara el verdadero ser, el cual es una chispa de la esencia de Dios.
Haciendo varias formas de meditación, especialmente en movimiento y cuando practicamos la auto-observación durante nuestras actividades cotidianas, tomamos la posición del observador de nosotros mismos.  ¿Quién es el observador?  El observador es la mente, la conciencia del corazón, el ser real.  La práctica de colocarnos en éste lugar cumple varios objetivos: observar al nafs/ego, como sus reacciones y maniobras funcionan, practicamos discriminado entre lo que es correcto e incorrecto, ejercitando y haciendo más fuerte la voluntad rechazando los impulsos del nafs/ego y su personalidad falsa y manteniéndonos en la mente real, se fortaleza la habilidad de distinguir entre lo que proviene del nafs/ego y lo que proviene del corazón espiritual.  Cuanto más tiempo duramos en esa posición, más fuerte se vuelve la mente real y más débil el ego.
Profundizaremos en este tipo de práctica en la siguiente parte, inshallah.


         Yoga Bioenergético Sufí

mojamadabdula@gmail.com

lunes, 21 de diciembre de 2015

Las emociones negativas y su naturaleza #2
Codicia, vanidad, enojo, orgullo, tacañería, odio, arrogancia, altanería, exceso de miedo, envidia, impaciencia, prejuicio…
Por Maestro Mohammad Abdullah Ansari
Cuando pensamos en codicia generalmente pensamos en los súper ricos y su riqueza exagerada o tal vez los comerciantes de nuestra ciudad que cobran más de la cuenta o hacen trampas al pesar los productos.  Pero la verdad es que todos tenemos un grado de codicia y ahí es donde debemos estar concentrando nuestra atención.  Todas las emociones o sentimientos negativos nos dañan de muchas formas, psíquicamente, espiritualmente, materialmente y físicamente.
Primero debemos analizar la codicia ¿qué es?  En su forma más amplia la codicia es deseo exagerado, de querer cosas en exceso más de lo necesario, hasta querer lo que no es tuyo.  También incluye la competencia, de tener más que otras personas lo que tiene que ver con el ego y arrogancia.
Aunque no queremos creer que lo anteriormente mencionado forma parte de nuestro ser o personalidad, aspectos de ellos sí tenemos a un grado u otro – tenemos que buscar esos atributos negativos en nosotros mismos – es sumamente importante.
La codicia refleja apego a lo material, inseguridad y falta de fe, un mecanismo de defensa para compensar un sentimiento de inferioridad, y más.  La codicia nos hace esclavos del mundo material y nos separa de nuestra realidad profunda, la conexión con la otra dimensión y la guía divina.  Materialmente la codicia nos ciega y eventualmente conduce a fracasos sociales y materiales, una vida solitaria.  Psíquicamente igual como lo espiritual el apego al mundo material corta conexiones extrasensoriales posibles, conocimiento más allá de lo más básico o tosco así como sensaciones de amor y compasión con amplias ramificaciones negativas.  Cada emoción y sentimiento tiene una sensación física correspondiente y debemos intentar reconocerlas como guías para corregir nuestro comportamiento.
Un sufí es un faquir.  Faquir no se refiere a los faquires de la India, ascéticos, no, faquir en árabe significa pobre.  Un faquir es alguien que reconoce que es pobre, que no es dueño de nada.  Eso no quiere decir que materialmente no tiene posesiones sino que sabe que en realidad no es dueño de nada, que la idea de que le pertenece algo es una ilusión, que todo lo que tenemos es un prestemo de Dios.  Todo lo que tenemos puede desaparecer en cualquier momento.  Nuestro control de lo que tenemos o no tenemos así como nuestra situación en la vida es limitado.  Curiosamente la cantidad de control que tenemos se relaciona con la cantidad de control que nuestras pertenencias tienen sobre nosotros.  Lo más normal en el mundo es que la gente es controlada por sus pertenencias.
Tú puedes sentir la atracción (control) de objetos materiales (y no materiales) en tu cuerpo.  Esa es una habilidad reveladora, que no sólo revela fuerzas no vistas en la vida sino que  también te hace cada vez más consciente de tu ser real, la mente y sus (tus) poderes esenciales en el camino hacia la unidad con la Energía Suprema, Dios, Allah, Yahveh, Brahma.  No es posible sentir o estar consciente de las atracciones negativas de objetos materiales a menos que primero te vacíes de tus deseos y tengas la intensión de conocer a Dios y tu realidad.  En este estado un sinfín de fuerzas energéticas se hacen “visibles”, desarrollas ojos y sentidos internos y empiezas a ver cosas desde el ser real y tu mente real y en ese estado, puedes controlar y hacer, diferencia del estado normal en que las cosas controlan a la gente.
La codicia corta la conexión con las fuerzas divinas, nos controla la materialidad que oscurece la verdadera realidad de este mundo y de nosotros mismos.
Yoga Sufí

sábado, 19 de diciembre de 2015

La salud y el Corán
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

“¿Pensabais, acaso, que os creamos por mera diversión, y que no habríais de retornar a Nosotros?" (Sagrado Corán 23:115)

“¿Qué os pasa, que no esperáis de Allah magnanimidad, habiéndoos creado en fases?  ¿No habéis visto cómo ha creado Allah siete cielos superpuestos y puesto en ellos la luna como luz y el sol como lámpara?  Allah os ha hecho crecer de la tierra como plantas.  Después, os hará volver a ella, y os sacará.  Allah os ha puesto la tierra como alfombra para que recorráis en ella caminos, anchos pasos”. (Sagrado Corán 71:13-20)

“¿Es que no reflexionan en su interior? Allah no ha creado los cielos, la tierra y lo que entre ellos está sino con un fin y por un período determinado.” (Sagrado Corán 3:8)

Hemos hablado de que si mantenemos en mente la naturaleza temporal de la vida y la calidad ilusoria de este mundo, podemos aguantar mejor las pruebas y dificultades que enfrentamos continuamente.  Pero por ser temporal y semi-real, no quiere decir que no tiene importancia.  Al contrario.  Esta vida es de suma importancia.  Es sólo a través de aquí que podemos pasar al próximo nivel de nuestra evolución en la vida eterna.  Pasamos por aquí y pasamos las pruebas o nuestro desarrollo se estanca.  “…Allah no ha creado los cielos, la tierra y lo que entre ellos está sino con un fin….”
“Y ciertamente os pondremos a prueba por medio del peligro, del hambre, de la perdida de bienes, de vidas y de frutos [del trabajo]. Pero da buenas nuevas a los que son pacientes en la adversidad -- que cuando les sucede una desgracia, dicen: ‘En verdad, de Dios somos y, ciertamente, a Él hemos de volver.’ ¡Sobre ellos se derraman la gracia y las bendiciones de su Sustentador, y ellos son los que están en el camino recto!” (Sagrado Corán Sura 2:155-157)
Bueno, el fin o propósito del universo no es hacernos sufrir sino hacernos aprender y crecer.  El sufrimiento es una decisión nuestra.  Sufrimos por someternos al mundo en lugar de a Dios.  Todo está aquí para que aprendamos y crecer y para no sufrir.  Una de las herramientas más importantes para desempeñar ese proceso es el cuerpo.  He dicho que no somos el cuerpo, entonces ¿qué es el cuerpo?  El cuerpo es nuestro vehículo con que manejamos a través de esta vida y mundo.  Escribí hace tiempo: “Cuando vemos o pensamos en el cuerpo, vemos y pensamos en una cosa, un objeto físico y tangible.  Pero visto con los ojos internos, el cuerpo es, en realidad, un lugar.  El cuerpo es multidimensional, parte de este mundo y parte de otros.  La verdad es, si pudieras ver su naturaleza real, verías un espacio enorme, con acceso a otros espacios igualmente enormes.  El cuerpo humano, en su aspecto espiritual, es decir, su realidad, es un lugar de transición entre mundos.”
Casi todos los problemas en la vida residen en la mente – es decir en nuestras reacciones y actitudes a lo que nos sucede.  Horribles cosas pueden pasarnos a nosotros pero el efecto duradero y pasajero depende de nuestras creencias, actitudes y fuerza.  No importa quién eres, las cosas pasan.  Recientemente la casa de mi Sheij se incendió y hubo pérdidas significativas y sus vidas están interrumpidas de una forma importante.  Viven temporalmente en la casa de otras personas y con el enfoque ahora de sus vidas de reconstruir.  El Sheij y Anne, su esposa, tomaron  todo con calma – bueno, no quiero decir que pasivamente miraron todas sus cosas quemadas, no, activamente hicieron lo necesario para salvar lo importante y ayudar a los bomberos, pero emocionalmente estuvieron seguros y calmados.  Por otro lado uno de sus hijos fue hospitalizado de un ataque respiratorio resultado del estrés (no del humo).
Pero Sheija Anne relató un incidente importante que se relaciona con lo que quiero hablar.  Por un momento en la calle fuera de la casa se paralizó, su cerebro dejó de funcionar.  Eso es un caso clínico de los efectos de las hormonas perjudiciales provocado por el estrés.  Esas hormonas interrumpen el fluido de neurotransmisores entre neuronas en el cerebro – es un caso de senilidad o Alzheimer temporal.  Ella se recuperó y tomó ciertas vitaminas que aliviaron el estrés.
Mira, si quieres progresar espiritualmente, evolucionar como un ser humano real y acercarte a la perfección y a Dios, no puedes ignorar la salud de tu cuerpo y tu cerebro.  Nadie va a conocer a Allah si su cerebro no funciona correctamente y estar pensando en Allah y tratar de hacer las tareas espirituales es muy difícil cuando estás enfermo y tienes dolor.  Hay mucho trabajo que hacer y si mueres por arterias tapadas o diabetes no vas a completarlo. 
Estamos entrando en una era muy difícil.  La tierra ya está reaccionando violentamente contra cambios astronómicos así como la contaminación y mal trato de los hombres.  Los océanos están subiendo a una tasa alarmante debida al calentamiento global, podemos esperar más huracanes, tsunamis, inundaciones, escasez de alimentos y otros inesperados.  Tenemos que estar preparados física, emocional y espiritualmente.
El funcionamiento del cuerpo y el cerebro relacionan directamente a nuestro desarrollo espiritual.  El cerebro, es indispensable para tomar decisiones y actuar, para hacer o no hacer las prácticas que nos acercamos a Dios, entender o no entender los escritos sagrados y actuar correctamente y prácticamente en este mundo pero hay más.  El cerebro es como un traductor que traduce información y guía que proviene del corazón, o sea, del ser real que recibe guía divina, de una forma que podemos entenderla.  También el cerebro es un receptor, como un radio, capaz de recibir y de comunicarse con otras partes, aquí (rabita), el pasado y otras dimensiones (hablé de eso en otra serie de escritos y profundizaré más de eso en otra ocasión).  El cuerpo también es más que sólo un objeto físico.   En la parte física depende el cuerpo sutil, el cuerpo energético – la parte que continua después de la muerte.  El desarrollo del cuerpo energético se hace más difícil en un cuerpo físico débil y/o enfermo.  Además, como el cerebro, es un traductor entre este mundo y lo espiritual, el cuerpo físico nos conecta con partes más sutiles.
Es imprescindible que todos mis estudiantes se pongan en forma.  Deben estar haciendo ejercicios diariamente.  Lo mínimo es caminar unos kilómetros (vigorosamente) o correr pero mejor un arte marcial, Qigong, yoga, o levantar pesas (pregúntame sobre eso de pesas – no todo es saludable).  Ejercicio que toca todas las funciones de cuerpo – movilidad, flexibilidad, fuerza muscular y resistencia.  Ese tipo de ejercicio también es bueno para el cerebro.  Para el cerebro ejercicio mente/cuerpo es recomendable, como Tai Chi y Yoga pero alternado con ejercicios más vigorosos.
Si estás con sobrepeso es importante perder peso.  Por eso es necesario una combinación de dieta y ejercicio vigoroso (escríbeme si quieres un plan).  La misma dieta para perder peso es recomendable para todos – no es tanto qué comemos que nos hace daño sino cuanto comemos.  La mejor dieta para sufíes es la dieta del Profeta, pídemelo.  Y es importante tomar suplementos de vitaminas y minerales.  La comida de hoy en día es muy deficiente en nutrientes adecuados para mantener el cuerpo y el cerebro funcionando a un nivel apropiado. 

La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya

martes, 15 de diciembre de 2015

Un estudiante preguntó acerca mandato bíblico y coránico de “no juzgar”

Salam alaikum G… –
Hace unas semanas participé en una conferencia (por Internet) con unos hermanos/as de nuestra tariqa.  El tema de la discusión fue las virtudes.  Todos saben cuáles son las virtudes pero lo que yo digo es que hoy en día eso no es suficiente, hoy en día la gente quiere saber ¿por qué?  Nosotros somos maestros y queremos enseñar a la gente la conducta correcta que conduce a la cercanía de Dios y a Su guía.  Hacer una lista de conducta virtuosa ya no sirve.  “¿Por qué debo amar, ser honesto, ayudar al prójimo, tener compasión, no juzgar, etc., etc,?  la gente pregunta porque no sabe las razones ni sabe qué es una virtud.
En tiempos en que vivían un los profetas o grandes maestros, el poder y la energía, del maestro era tanta que la gente captaba más que sólo las palabras, el maestro hablaba directamente al corazón de sus oyentes.  Ahora no es así.
En la cuestión de “no juzgar” primero debemos distinguir entre dos formas de juicio.  Las formas son la de la sociedad y la del individuo.  Obviamente la sociedad tiene que capturar, juzgar y castigar delincuentes.  Las leyes son necesarias para mantener orden en la sociedad para el bien de todos.  Ese no es nuestro tema.
Estamos hablando del hábito omnipresente de juzgar, especialmente mentalmente, a otras personas por sus acciones y manera de ser.  Se llama “la mente chango” ese dialogo interno constante.  Es la naturaleza del cerebro pero cuando los temas del “chango” son negativos encontramos problemas.  Empezamos del más tosco de los problemas.  La mente y el cuerpo están íntimamente conectados y el cuerpo sigue o refleja el cerebro y la naturaleza de los pensamientos.  Inmediatamente al pensar en cosas negativas, o sea, cosas contra alguien más o de cualquier acontecimiento que no coincide con nuestros conceptos o pensamos que va a perjudicarnos, los músculos empiezan a hacerse tensos.  Si eso ocurre con frecuencia se desarrollan nudos tanto en los músculos como en otras partes que, a final de cuentas obstruyen funciones importantes en el cuerpo lo que termina en enfermedades.
Vamos un paso más profundo.  El cuerpo es un conductor de energía.  Todo en el mundo funciona según patrones energéticos.  Los pensamientos son ondas de energía y la naturaleza o frecuencias de los pensamientos conforman con reglas igual como cualquier cosa física – es ciencia.  Los pensamientos negativos tienen frecuencias más densas y corren por todo el cuerpo restringiendo el fluido de energía lo que afecta los músculos y órganos y otra vez conduciendo a enfermedades.
Intelectualmente debemos entender que al juzgar a otra persona ya sea por el color de sus calcetines, sus creencias que no coinciden con las de nosotros o por conducta más seria, no es lógico.  Como Jesús dijo, “Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, todos hemos cometido errores y criticar a otros de forma negativa (con malicia o malos sentimientos) no tiene sentido.  Sin embargo, todos lo hacemos porque saber algo intelectualmente no es suficiente, tenemos que entender en el corazón.
Como es arriba mencionado la energía negativa afecta negativamente a los músculos y el cuerpo en general.  Pero hay otra forma de energía más sutil.  Esta energía sutil es la energía asociada con el amor, es una energía que nos conecta con Dios, es parte de la Energía Suprema.  Si esa energía está interrumpida la conexión con la Energía Divina se corta o se reduce.  Con la práctica puedes sentir esa energía por pensar en Dios, por sentir amor, por meditar u orar y por reducir el poder del ego.
El cuerpo energético a través del que fluye la energía sutil está conectado con el cuerpo físico y el cerebro.  Lo que hacemos y pensamos es sumamente importante.  El cerebro tiene dos lados, o dos y dos, o sea, en términos físicos los pensamientos pueden ser buenos o malos con efectos correspondientes, dos lados físicos.  Por otro lado el cerebro es importante espiritualmente, es el traductor de la mente, la mente siendo la consciencia del corazón, un eslabón en la cadena de guía divina.  El cerebro recibe instrucciones de dos partes, del nafs/ego y/o de la mente real, pero lo que viene del ego y las influencias ajenas son tan fuerte que tapan el paso hacia el cerebro que se reduce significativamente la información divina de la mente.  Los pensamientos negativos son del ego e impiden el paso de la energía divina, su guía y el bienestar espiritual.
Salam,
Sheij Mohammad Abdullah

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jueves, 10 de diciembre de 2015


Cada quien en su propio mundo
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

El Hombre es por naturaleza conflictivo dijo el Profeta Muhammed (el paz sea con él).  No es que así es como debe de ser.  Para nada.  Dios dice en el sagrado Corán, “Mi misericordia es más que mi ira.”  Para los que quieren acercarse a Dios, recibir Su gracia, sus bendición, es que quieren complacerlo sólo a Él, el Todopoderoso, saben que el método más seguro y más sencillo para lograr esa meta es él de tratar imitarlo a Él, Dios (Allah el Altísimo).  Él comprende y siempre perdona a los sinceros, Él tolera nuestras fallas, nuestros errores y caprichos.  Él nos ama incondicionalmente.  Debemos tener la intención de hacer lo mismo con nuestro prójimo.  Debemos tratar de seguir el ejemplo del Todopoderoso y Sus profetas quienes lograron ser como Dios en su comportamiento.  La compasión de los Profetas Muhammed (quien dijo “El que come mientras su vecino tiene hambre no es un creyente”) y de Jesús (quien dijo “Ama a tu prójimo como a ti mismo”) (que la paz y bendiciones de Dios sean con ellos) fueron súper humanos.  Debemos, cuando menos, querer ser como ellos.

El gran místico judío Moisés Cordovero (considerado uno de los cabalistas más importantes, vivía en la área Safed de Galilea en el siglo 16) dijo, “Es apropiado que el hombre imite a su Creador...” La celestial imagen de Dios quiere decir Su patrón de atributos divinos que se ha instalado en el hombre (“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Génesis 1:26) los cuales uno debe de encontrar y realizar en la forma de acciones o buenas obras semejantes a Dios.

Jehová pasó frente a Moisés y proclamó: -¡Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable... (Exodo 34:6,7)

“’Quien me sigue no anda en tinieblas, dice el Señor.’  Estás palabras son de Cristo, con las cuales nos exhorta a que imitemos su vida y costumbres, si queremos ser verdaderamente iluminados y libres de toda ceguedad del corazón.” (Imitación de Cristo por Tomas de Kempis capítulo 1)

Ahora bien, ser súper humano está más allá del alcance de la mayoría de nosotros.  Por eso quiero explicar una manera más fácil de acercarnos a esa meta.  También es un método para sobrevivir en un mundo que parece inhumano, injusto, violento y rudo.  Cada día nos encontramos entre gentes desagradables, neuróticas, deshonestas y peor.  Hay disputas familiares, en el trabajo, en la escuela, mientras jugamos, en todas partes y en todos tiempos.  ¿Cómo podemos evitar el enojo, el miedo, la depresión?  ¿Cómo podemos mantener una actitud positiva en un ambiente tan negativo?
Dicen que cada quien viven en su propio mundo.  Muchos de los refranes también tienen algo de verdad.  En realidad mucho de verdad.  Como hemos hablado anteriormente, la gente no ve necesariamente lo que hay, sino lo que quiere ver o lo que su historia personal - sus experiencias - han acondicionado.  Un ejemplo es de los testigos de cualquier acontecimiento – serán tantas versiones como habrá gente.  Todas ven un acontecimiento a su manera y, realmente creen que lo que vieron era la verdad - lo que realmente pasó.  Ese hecho o condición humana se puede ver en casi todas las situaciones en la vida.  Aunque sólo hay una realidad, la realidad de Dios, por nuestro estado de alejamiento de Dios vemos todo de forma distorsionada.
Como he dicho, para ver quién eres empieza por ver quien no eres.  De igual manera, para entenderte a ti mismo mejor, mira a otros.  Pero no con tus propios ojos sino a través de los ojos de ellos. 
Cada persona vive como en una caja que es su mundo particular.  En esta caja tiene todas sus experiencias las cuales crean su punto de vista (su visión o percepción física está moldeada por las experiencias), sus motivos (son manejados por su percepción de lo que es su propio interés) y sus objetivos (lo que quiere lograr como resultado de los motivos).  Es decir, puro (casi puro) egocentrismo.  Es rara la persona que le interesa el bien de otros (pero si la encuentras hazla tu amiga.  Con los demás entiéndelos sin juzgarlos.)
Para entender y no juzgar hay que vaciarse.  Parte de nuestro desarrollo espiritual es dominarnos a nosotros mismos (esto quiere decir, sobre nuestro ser bajo (nafs)). 

¿Cómo podemos amar a nuestros enemigos – los que hacen actos odiosos, que nos han lastimado, que hacen la vida difícil?  Primero necesitamos entender y recordar que el Todopoderoso es también el Todo Sabio.  Él sabe bien lo que ha creado y “es bueno”.  Todo que pasa en este mundo tiene su razón y lugar.  Hasta lo malo tiene su razón y su lugar.  ¿Debemos odiar una de Sus creaciones?  ¿Contemplamos dañar algo de Dios?  Odiar algo de Dios es cómo odiar a Dios.  Dañar algo de Dios es como hacer daño a Dios.  No sabemos toda la historia.  No sabemos los porques.   Tampoco podemos decir que somos totalmente inocentes.  ¿Qué parte jugamos en el asunto?  ¿Debemos preguntarnos?  ¿Estamos un poco culpables y él es muy culpable? ¿El merece nuestro odio y castigo por ser más culpable?  ¿Y nosotros?  ¿Si me roban mi bici que deje en la calle, quién tiene la culpa – el ratero por deshonestidad o yo por estupidez?
No hay nada que se compare con la sabiduría de Dios sino tal vez nuestra ignorancia.  Él sabe todo y nosotros no sabemos nada.  Pero eso no nos impide actuar como un sabelotodo y arrogante.  Juzgar a otros es una forma de juzgar a Dios – un pecado muy grade.
Debes entender que nadie realmente quiere dañarte.  Esa no es la intención ni aún los muy malos, mucho menos tu pareja o vecino.  Lo que pasa es que están pensando en si mismos y nadie más – tú no les importa.  Tú no eres tan importante – no alardees tanto.  Los “malos” realmente están actuando de la manera que ellos perciben es la más benéfica para ellos.  Están equivocados y van a sufrir pero no debemos unirnos a ellos por juzgándolos.  Aléjate de su sufrimiento teniendo comprensión y compasión como Dios nos comprende y nos perdona.

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jueves, 3 de diciembre de 2015

Un estudiante ha experimentado una racha de problemas…

Hola… –
Primero debes descontar la idea de un hechizo, aunque han existido esas cosas, hoy en día nadie sabe cómo hacerlo y los que dicen que pueden son charlatanes.  Pero sí existe la energía, de hecho todo es una forma de energía.  Aunque ese hecho lo han sabido los sabios de todos los tiempos no era de conocimiento común hasta que Albert Einstein lo comprobó matemáticamente y ahora es la base de la ciencia cuántica. 
Todo es una forma de energía y eso nos incluye a nosotros mismos, el cuerpo y el cerebro con sus pensamientos y las emociones.  La idea de que el cuerpo es una unidad sólida es una ilusión.  Estamos hechos de átomos, partículas casi sin sustancia.  La realidad de nuestro cuerpo extiende hacia afuera, lejos de nuestra habilidad de percibir y aún más los pensamientos y emociones forman un “aura” que irradia alrededor del cuerpo físico.  Dentro de nosotros hay un caos de energía, desequilibrios causados por nuestras actitudes, pensamientos y emociones negativas.  También el ambiente externo que nos rodea está igualmente en un estado de caos reflejando nuestro estado así como condiciones ajenas, naturales u no naturales.  
Nuestras emociones y pensamientos son ondas, frecuencias de energía que sintonizan con frecuencias similares ajenas, atrayendo o alejando buenas o malas vibraciones (energías) que forman acontecimientos reales.  Es común que cuando una cosa sale mal, otras situaciones similares sigan – no es una sorpresa, la energía negativa sintoniza con otras energías similares que se acumulan – a menos que un poder positivo rompa la cadena.
Igualmente el cuerpo y la salud, el cuerpo tiene redes de energía (Chi o Prana), energía vital.  Si hay bloqueos en el fluido de esta energía problemas tanto físicos como emocionales desarrollan.  Es un ciclo vicioso, los bloqueos son el resultado de actitudes, pensamientos y emociones negativos y los bloqueos de la energía vital provocan más sensaciones negativas.  Por esa interconexión entre la mente y el cuerpo, ciertas formas de ejercicios son recomendados – yoga o Qigong (Chi Kung) (Taichi es una forma de Chigong). 
¿Qué dijo Jesús?  “Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33)  Tenemos que primero poner en orden nuestras casas (el cuerpo, la mente y las emociones), trabajar en nuestras actitudes, pensamientos y emociones quitando todo lo negativo, cambiando nuestro manera de ser con un enfoque en Dios.
Lo que nos pasa en la vida generalmente son dos aspectos, el resultado de nuestras decisiones, buenas o malas, o señales divinas para guiarnos hacia una dirección u otra, hacer o no hacer algo.
Analiza bien tus asociaciones y acciones del pasado sin culparte, objetivamente evaluando lo que ha pasado.  Debes simplificar tu vida.  Empieza un programa de Yoga o Taichi.  Te puedo darte una meditación de dhikr que hacer y/u otra forma de meditación – eso te ayudará mucho.  Sigue leyendo lo que te envío, hay cosas que hacer en ellos.  Sigue haciendo preguntas.
Salam,
Sheij Mohammad Abdullah

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