domingo, 31 de julio de 2016

Intención #6
por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

La naturaleza, o sea, el universo, siempre mantiene un estado de balance, de equilibrio.  La ciencia lo llama simetría dinámica.  Siempre cuando algo se encuentra fuera de equilibrio, una serie de acciones se provocan para equilibrar las cosas.  Hay cambios pero el desorden siempre regresa a un estado de orden.  En la jerga popular se dice que el agua siempre encuentra su nivel.  Siempre existe también el caos o así se refiere la ciencia a un estado aleatorio en que no se puede predecir el curso de eventos con precisión.  Dentro del esquema de la simetría dinámica encontramos paquetes de desorden o caos.  Los paquetes de caos se mueven dentro del sistema ordenado.  Es más o menos como en la matemática, la teoría de conjuntos – dentro de un conjunto universal puede haber conjuntos que encajan perfectamente en el sistema universal mientras que dentro de ellos hay caos.  Aún así, con el tiempo, los paquetes de desorden van a experimentar ajustes, sus días están contados, cambian o se destruyen.
En el universo todo sigue las reglas.  Las leyes de la física son nada más parte de un sistema más extensivo de leyes universales.  El Corán dice que todo en el universo hace culto a Allah (Dios).  Eso significa que todo sigue las leyes del Cosmos.  Lo única excepción es el ser humano que tiene la opción de desobedecer (libre albedrío).  Pero al fin y al cabo, él también cae – o cambia o se destruye.  Los escritos sagrados hablan en demasía y gráficamente del Infierno que espera a los “pecadores”.  El hombre de hoy en día no quiere pensar en la muerte y mucho menos en Infierno.  Escogemos pensar que son descripciones puramente metafóricas.  Pero después de la muerte de este cuerpo físico la vida sigue y también las leyes universales. 
Somos paquetes de desorden en un universo ordenado.  A final de cuentas todo se ajusta y se pone en armonía – tarde o temprano.  No hay escapatoria en este sistema.  Lo que no está dicho directamente arriba es que es el desorden o desequilibrio mismo que provoca el proceso de alineación.  El universo es el resultado de la existencia de dos fuerzas opuestas interactuando para crear energía y movimiento.  Ni una ni otra pueden existir sin la otra.  Estás fuerzas, aunque opuestas, pueden producir en sí, armonía.  Su creación original produjo la vibración creadora, el sonido (el Verbo) y la Luz de que todo lo demás brotó.  Cuando estas fuerzas están en armonía se producen la paz y la evolución espiritual.  Cuando no están en armonía resulta el caos.
La evolución es un elemento primordial en este universo – todo nace y empieza a evolucionar.  Nuestra alma es parte de este proceso y sigue el patrón de todo lo demás.  Después de un viaje a través de otros estados y mundos llegamos aquí a este mundo de materia densa con una cobertura densa, el cuerpo físico.  Es el mundo de movimiento y acción.  También es el mundo de desorden y pruebas.  Aquí es donde el ser humano puede dar grandes pasos en su evolución.  Una cosa que pocos van a hacer.  A diferencia de todos los otros mundos en que estábamos y donde vamos a estar, aquí escogemos nuestro destino, también es el mundo del libre albedrío.  El llamado Infierno son nada más las leyes del universo haciendo su trabajo de purificación y procedimientos a los que no hacen el trabajo por sí mismo en este mundo material.  Si no logramos armonizarnos con la Realidad, el Universo o Cosmos, o sea, la unificación con Dios, en esta vida, no encajaremos allá en la siguiente etapa de nuestra vida y algo tiene que pasar.
Este es un mundo de desorden y caos, un mundo en que el lado negativo domina.  Esta agitación y fricción provoca inestabilidad y cambios continuos mientras las fuerzas de la naturaleza y las leyes universales hacen ajustes para corregir los errores del hombre y de igual manera, los deseos y acciones del hombre siempre están trabajando una contra la otra provocando un estado volátil.  En este ambiente la mayoría de la gente está perdida, atraída y devorada por los encantos ilusorios del mundo material.  Unos pocos son llamados.  Por una variedad de razones algunos no están satisfechos con esta situación, el mundo los confunde y quieren respuestas.  Algunos de ellos o tal vez la mayoría, han experimentado una tragedia o grandes dificultades en su vida las cuales, como es mencionado arriba, provocan cambios para rectificar las cosas.  Por eso decimos, alhamdulillah, alabado sea Dios, las dificultades son bendiciones de Dios.  De todos modos, para los insatisfechos de este mundo como la meta, es un camino duro.  Este mundo es como un molino donde se separa la cáscara de la semilla.  Los que aguantan a pesar la severidad del proceso, pueden esperar alivio y una recompensa inestimable.
Para el resto de la gente, las fuerzas caóticas los controlan, están atrapados en un remolino violento y son jalados acá y allá.  Los que están en proceso de despertar buscan la paz y la armonía y esa es nuestra misión o propósito en la vida – alinearnos con las leyes del cosmos, con Dios.
Este mundo material es el campo de entrenamiento preparándonos para las tareas de la siguiente etapa de nuestra existencia.  El alma llega aquí incompleta y está equipada con un cuerpo especialmente diseñado para el trabajo de crecimiento.  Tenemos la posibilidad de llegar a ser el insan-al-kamil, el ser perfeccionado.  Como todo aquí, es una elección que podemos tomar o rechazar.  Aquí también el cuerpo energético desarrolla para ser nuestra morada después de que el cuerpo físico muere.  El crecimiento del cuerpo energético es obstaculizado por la presencia del ego y su personalidad falsa que, no obstante su naturaleza irreal, ocupa espacio en esta dimensión.  El desarrollo del cuerpo energético es imprescindible para nuestro progreso espiritual y avanza en la  vida eterna.
El nafs es el ser bajo, una herramienta necesaria para maniobrar en este mundo.  Como hemos hablado mucho, el nafs produjo un ego que definimos como una personalidad falsa, un ser o entidad imaginaria basada en los miedos y fantasías de la persona.  El nafs o su ego, domina a la persona normal y el mundo en general.  La única manera de liberarse de él es primero, cobrar consciencia de su presencia.  Eso se hace con la ayuda de un maestro, la auto-observación y prácticas como la meditación.  De igual manera, uno puede cobrar consciencia del corazón, la mente real y el cuerpo energético.  La presencia del corazón (el corazón espiritual no el órgano) y la mente real, se logra, sentir y experimentar con el desempeño de la observación del nafs y a uno mismo en general, la dominación del ego y una decisión consciente, o sea, la intensión – una combinación de deseo y fuerza de voluntad.  La presencia del cuerpo energético es experimentada igualmente por decisión y a través de ejercicios como movimiento sagrado o meditación en movimiento.
Todo esto y más está pasando en cada momento de nuestra vida.  Los científicos dicen que el 95% del universo es invisible.  Ellos están hablando de lo que ellos llaman materia oscura que es, como suena, materia que no podemos ver.  Eso no es nada, hay aún más que no vemos con los ojos normales, una realidad no material, o más bien, una sustancia cada vez más fina que subyace todo lo que vemos y vivimos.  Consciencia de lo no visible y armonía entre eso y lo visible es lo que necesitamos para desarrollarnos espiritualmente.  

La Tariqa Sufí Ansariyya
mojamadabdula@gmail.com    mohammad.abdullah.18041@facebook.com
sufiansari.com

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