lunes, 16 de mayo de 2016

Intención #3- teoría y práctica
por Sheij Mohammad Abdullah Ansai
Una vez Baal Shem Tov, el fundador de Hasidismo, un gran sabio judío, estaba mirando a un hombre que estaba cruzando un barranco peligroso sobre una cuerda floja.  Algunos de sus seguidores se preguntaron porque su maestro estaba pasando tanto tiempo con una actividad tan “secular”.  Al preguntarle después, él respondió, “¿Qué le da al acróbata la habilidad de hacer eso?  Muchas personas tienen la capacidad mental y física para hacerlo.  Pero una cosa que a ellos les falta: es confianza para hacerlo, basada en práctica repetida y experiencia.  Piénsenlo,” continuó, “cuantos abismos podríamos cruzar si apoyáramos nuestra fe con práctica.”
Un hombre quería ver al Profeta (Muhammad, el Profeta del Islám, la paz sea con él) en un sueño, pero parecía incapaz de tener esa visión.  El Profeta había dicho que si alguien lo veía en un sueño, no sería un sueño normal sino él mismo en realidad.  El hombre que deseaba ésta bendición fue a ver a un maestro implorando su ayuda.  El maestro, un wali (amigo de Dios), dijo, “Hijo mío, este viernes por la noche come mucho pescado salado, haz el salah (la oración ritual del Islam) y ve a dormir sin tomar nada.  Entonces verás.”  El hombre siguió el consejo.  Pasó toda la noche soñando que estaba tomando agua de arroyos, fuentes y manantiales.  Al despertar corrió con el maestro llorando, diciendo que había hecho todo lo que él le sugirió y sólo “soñé agua, agua y más agua.  Todavía estoy muriendo de sed”.  El maestro dijo, “Así que comer pescado salado te dio tanta sed que soñaste con agua toda la noche.  Ahora, debes sentir la misma sed por el mensajero de Dios y entonces verás su faz bendita.”
En el mundo “secular” ese consejo es predicado y practicado por muchos.  ¿Recuerdan un libro famoso, de los más vendidos en todo el mundo, “Piensa y hazte rico”?  El autor, Napoleón Hill dijo, y se convirtió en un eslogan, que hay que tener un deseo ardiente de ser rico y con el poder de la mente, así sería.  Muchos tienen un deseo ardiente de ser ricos pero muy pocos han pensado en lo espiritual.  ¿”…denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios,”? una citación mal interpretada y aplicada.  Las leyes del universo se aplican a todo y en todas las situaciones.  Depende a dónde dirijas tu deseo y que tan fuerte es.
Un estudiante sufí estaba caminando cerca de un precipicio cuando fue atacado por rateros que lo arrojaron por el abismo.  Al ir a una muerte segura, grito, “Allah, Allah” y la mano de su maestro apareció de la nada y lo arrastró a un lugar seguro.  Después de que se sosegó fue con su maestro y preguntó, “¿Por qué nunca me enseñaste eso antes?”  Su sheij (maestro) dijo, “Nunca expresaste tanto deseo.”
¿Si pudieras tener cualquier cosa que quisiera, qué pedirías?  Si pones toda tu atención en eso, si esta cosa se queda tu preocupación principal, el objeto de tus oraciones, el enfoque de todo lo que haces, será tuya.  ¿Qué sería?
Si todavía lees lo que yo escribo y a lo mejor algo más de este índole, ojalá no escogieras un carro de lujo o casa más grande o algo tan predecible como si yo hubiera preguntando a cualquier hombre de la calle.  No obstante su educación religiosa o los hechos científicos, él (el hombre de la calle) cree firmemente en el valor de lo material y, o no ha pensado o ha escogido ignorar lo que ha escuchado sobre una vida eterna u otras dimensiones.  De hecho la idea de Dios o cualquier concepto más allá de lo visible, lo tangible y lo conocido no son más que palabras vacías.  La religión es sólo algo que se hace para complacer a las madres.
Talvez estás pensando, ¿cómo puedo dar todo a mi atención a lo espiritual, hacerlo el enfoque de toda mi vida?  ¿No tengo que comer, no tengo responsabilidades, no necesito lo material?  ¿Debo vivir cómo un monje?
Muchos han hecho eso, renunciar a todo “por Dios” por tener un concepto fuerte del valor de este otro estado posible aquí y después de la muerte.  Y, tenían el deseo suficiente para dejar todo por eso.  Pero a los que hacen eso, les falta algo.  Así que no logran su objetivo no obstante la fuerza de su deseo.
Dos grandes sabios estaban conversando durante un periodo en que uno de ellos estaba enfermo gravemente.  Eran dos de los descendientes del Profeta Muhammad, creo que el quinto y sexto imames (la paz sea con ellos).  El enfermo dijo, “Doy las gracias a Dios por esta enfermedad, sé que todo es una prueba y todo es, a final de cuentas, por nuestro bien”.  El otro dijo, “Doy las gracias a Dios si me enfermo o me hace rico.  Acepto lo uno y lo otro igualmente.”  El otro dándose cuenta de su error, dio las gracias a su pariente por lo que dijo. 
Los que queremos más que un carro y una casa, necesitamos dos cosas para emprender el camino hacia la consciencia elevada: conocimiento y deseo fuerte.  El conocimiento para iniciar se compone de dos partes: un concepto suficientemente grande del objeto, es decir, que tan mejor es “el reino de Dios” o cualquier nombre que quieras poner en ese estado de ser, que el mundo perecedero y temporal, y la manera de llegar a la meta.  A los que renuncian a todo lo material con el objeto de conseguir lo no material, les falta conocimiento completo.  Están rechazando regalos de Dios para complacer a Dios, algo ilógico.
Jesús dijo, “…busquen ante todo el reino de Dios y su justicia, y se les darán además todas estas cosas…”, es decir, si no te preocupas de todas las cosas materiales sino que te concentras en la gran meta, las cosas llegan de todos modos.  El único obstáculo entre nosotros y una vida feliz en todos aspectos, somos nosotros mismos y el obstáculo que ponemos es nada más que una actitud incorrecta, o sea, el obstáculo se origina en la mente.
El deseo fuerte, el deseo ardiente necesario para llegar a la meta, cualquier meta, depende de la primera parte de lo que se compone el conocimiento inicial – el concepto de la meta.  Somos seres humanos y funcionamos así, no hacemos nada si no nos conviene de una forma u otra.  Si no entiendes o crees que existe ese otro nivel o estado de consciencia, otra dimensión o realidad aparte, no vas a tener deseo suficiente para luchar por obtenerla. 
Debes analizar primero por qué estás leyendo cosas de esta naturaleza.  No es común, no mucha gente está interesada en lo espiritual y mucho menos en leer escritos sobre lo mismo más allá de lo normal de su religión.  ¿Cuál es tu motivación?  ¿Qué te impulsa a preguntarte sobre estos asuntos?  ¿Qué quieres?  ¿Qué buscas?  Ya sea curiosidad, estrés o incomodad con la vida, de insatisfacción, enojo, un estado no pacifico, tristeza, una tragedia o una variedad de otras razones, al fin y al cabo, no tienes confianza, a un grado u otro, que el mundo material sea como se ve, sustancialmente, como parece o sea la respuesta para lo que tú necesitas.
¿Qué es lo que abrió tus ojos interiores suficientemente para ver o sospechar lo que no es la respuesta, para dudar sobre este mundo y buscar algo más?  Si meditas en esta pregunta, buscando una respuesta descubrirás una puerta.  Esa puerta se abre a un mundo mucho más grande, más real y más acogedor que este mundo material aparentemente real.
El idioma espiritual de hoy en día es el de la ciencia.  Continuaremos hablando de cómo los términos como alabar a Dios, agradecer a Dios, orar, etc. tienen realidades científicas y como es que este mundo no es para rechazar sino para usarlo en la senda espiritual.  Este mundo es un regalo del Creador idealizado específicamente para nuestra evolución como seres humanos y cada momento es un momento sagrado.

La práctica -
Al final de la parte anterior dice: “El de estar despierto requiere una elección consciente e intencional.  Estar alerta significa más de lo que está pasando en los alrededores; es observarse a uno mismo e intencionalmente esforzándose por cortar las riendas del nafs/ego y sus reacciones violentas a situaciones y condiciones cotidianas de la vida.  Nadie puede llegar a la meta si es controlado por el miedo, el enojo, el orgullo, la arrogancia y la avaricia.  Todas las emociones son pesadas, nos atan, nos restringen y nos matan.” Y en esta parte dice: “Continuaremos con como los términos como alabar a Dios, agradecer a Dios, orar, etc. tienen realidades científicas
He dicho muchas veces que este mundo es una ilusión creada para enseñarnos, para una estancia temporal.  Todo parece sólido y real pero científicamente simplemente no es verdad, todo está hecho de átomos que son más espacio que sustancia, tanto que un átomo no se clasifica como sustancia.  Todo lo sustancial está hecho de lo insustancial.  No obstante sabemos que todo es real, por lo menos relativamente – pero de otra forma que es comúnmente entendido.  De la misma forma, hay mucho que no se considera sustancial, tangible o que tiene impacto en nuestras vidas que en realidad son más reales que el mundo que vemos.

“-y Dios recompensará a los que son agradecidos [con Él].” (Sagrado Corán 3:144)
“Y ningún ser humano muere sino con la venia de Dios, en un plazo prefijado.
Y a quien desee la recompensa de esta vida, le daremos parte en ella; y a quien desee la recompensa de la Otra Vida, le daremos parte en ella; y recompensaremos a los que son agradecidos [con Nosotros].” (Sagrado Corán 3:145)
“¿Por qué va Dios a castigaros [por vuestras ofensas pasadas] si sois agradecidos y llegáis a creer --cuando Dios responde siempre al agradecimiento y es omnisciente?” (Sagrado Corán 4:147)
“… así recompensamos a los que son agradecidos.” (Sagrado Corán 54:35)
“Y [recordad] cuando vuestro Señor os anunció: ‘Si sois agradecidos [a Mí], ciertamente, os daré aún más...” (Sagrado Corán 14:7)

Hechos para mantener en mente: Tenemos la capacidad de escoger lo que pensamos y sentimos.  Las emociones negativas son funciones físicas, el resultado de químicos mandados del cerebro al cuerpo.  Los pensamientos son vibraciones tangibles que impactan y/o crean lo material y las situaciones de la vida.  Sensaciones o pensamientos como el miedo, el enojo, el orgullo, la arrogancia, la avaricia etc. además de atraer lo mismo a la persona que guarda estos, tienen afectos físicos adversos y también se pueden sentir y reconocer en el cuerpo.  Sensaciones y actitudes como amor, agradecimiento, compasión comprensión, etc., son ondas sagradas reales y tangibles (no son emociones) con que podemos sintonizar y atraer con la mente y así entramos en esas nos envuelven en un ambiente divino. 

“Los de mis siervos que posean conocimiento tienen miedo de Allah.” (Sagrado Corán 35:28)
En este versículo del Corán, Allah significa la Realidad Energética del universo.  Cuando sabemos cómo funcionan las cosas, como la energía mueve y nos afecta tanto positivamente como negativamente, tenemos miedo de las consecuencias de actuar y vivir de forma contraria a ella, queremos vivir en armonía con la Realidad.

Rumi dijo: Preguntaron a Jesús (la paz sea con él), “¿Cuál es la cosa más difícil en este mundo y el próximo?”  Él dijo. “La ira de Dios.”  Ellos le preguntaron, “Y ¿qué puede salvarnos de eso?”  Jesús respondió, “Dominen su propia ira hacia otros.”  Y Rumi continuó, Cuando la mente quiere quejarse, haz lo opuesto – da gracias.  Exagera el asunto a tal grado que encuentres en ti mismo amor a lo que te disgusta.  Fingir agradecimiento es una manera de encontrar a Dios.
Nuestro Maestro Shams dijo, “Quejarse de la creación (la vida) es quejarse contra Dios.”  También dijo, “Odio y ira se esconden en la subconsciencia.  Si ves una chispa (de enojo), salta de ese fuego, extínguelo para que se regrese a la no-existencia de dónde vino.  Si insistes en igualar enojo con enojo y exacerbar el fuego, surgirá cada vez más de tu subconsciencia y será cada vez más difícil extinguir.
¿Ves?  Es pura ciencia.  Cuando los ojos y sentidos internos se desarrollen verás las emociones así como las ondas divinas como el amor, agradecimiento, compasión y comprensión son tangibles y visibles y podemos aprovechar sus poderes por la intensión, por escogerlas y entrar en una ola de bendiciones.   Si no las sientes, finge el amor, el agradecimiento, la compasión y la comprensión con el deseo de que se hagan parte de tu realidad y así serán.
Por otra parte, obsérvate a ti mismo constantemente alerta a las chispas del fuego de enojo, de miedo, de orgullo, de arrogancia y de avaricia.  No hay descanso en el combate contra el nafs, no bajes la guardia.  No dejes tu derecho de escoger.
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martes, 10 de mayo de 2016

El viaje de Moisés y los Israelitas
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari
“...Yo (YaHVeH, Dios) he descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella tierra y llevarlos a una tierra buena y amplia, una tierra de la que fluye leche y miel...” (Éxodo 3:8)
Así habló Dios a los Israelitas a través de Su profeta Moisés (la paz sea con él).  Es la entrega de una tierra – la tierra prometida.  ¿Está hablando de un lugar – Israel?  ¿Has visto fotos de Israel o la “tierra sagrada” en general?  ¿Qué quiere decir, “una tierra de la que fluye leche y miel...”?  Supongo que significa un lugar en donde todo abunda, una tierra rica y fértil que provee todo a la gente.  ¿Israel?  Es pura roca, arena y polvo.  Aunque “la tierra prometida” se ha usado como pretexto para todo tipo de abuso e injusticias y ha sido el lugar de guerras sin fin por siglos, no es, en realidad, el lugar del que Dios habló en la Tora.
Según la historia, los Israelíes pasaron cuarenta años en el desierto buscando esa “tierra prometida”.  A lo largo de los años los historiadores han especulado sobre la trayectoria por las que viajaron Moisés y su gente.  Aparentemente estaban bien perdidos porque una ruta directa de Egipto a Israel se puede cumplir en poco tiempo aun a pie.  ¿Pero cuarenta años?
Mira, los sagrados escritos no son textos de la historia.  Dios trabaja en muchos niveles al mismo tiempo.  No es decir que no existieron Moisés y los Israelíes o que no transcurrieron los sucesos escritos en el Éxodo.  Si sucedió, pero no exactamente como está escrito ni tiene ninguna importancia los detalles materiales.  La tora (los primeros cinco libros del antiguo testamento) es un mapa para los viajeros a un estado de conciencia más alto, una realización de la presencia de Dios dentro de uno mismo y la unificación del individuo con el Supremo.  Cualquiera que lee el antiguo testamento literalmente encontrará un rompecabezas indescifrable obligando al creyente a llegar a conclusiones ilógicas perdiendo por completo el mensaje primordial.
Todos los que estamos en busca de la Realidad y la Verdad somos israelitas.  Egipto es la esclavitud a este mundo, lo material y el error de verlo como la meta en lugar de una etapa en el proceso revolucionario del ser humano.  El viaje por el desierto y todas las pruebas y tribulaciones y también las dudas y fallas de la gente se refieren al trabajo necesario para llegar a la meta, para unirse con la presencia de Dios – designado la Shakinah en Hebreo.  “O acaso creéis que entraréis al Jardín (Paraíso), cuando todavía no os ha sucedido algo similar a lo que les sucedió a aquellos que murieron antes que vosotros.  La angustia y la aflicción les acaecieron y les sacudió violentamente...” (Sagrado Corán 2:214)  Como los seguidores de Moisés, somos una banda de llorones desesperándonos con cada obstáculo que encontramos.  Somos pensadores pequeños con visiones pequeñas.  Somos flojos con poca disposición para trabajar con toda la intensidad necesaria para lograr el gran premio.  Si supieras que tan grande es el premio todo lo demás perdería todo su encanto.  Nada de este mundo vale nada fuera de su valor como el camino a Dios.  En cada momento, en cada segundo, podremos estar con rumbo a Su presencia, experimentándolo y recibiendo Su guía.  Dios no nos prometió algo fácil, “...sea maldita la tierra por tu causa...Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra...” (Génesis 3:17)  Con el sudor de la frente encontraremos el camino.  Con el sudor de la frente saldremos del desierto.  Esta vida no fue diseñada para ser pan comido.  Pero si aceptamos con ecuanimidad las realidades de la lucha continua, llegaremos a la tierra prometida donde todo brilla con la luz divina.  Sin embargo si no luchas, ni buscas, no encontrarás nada, serás la presa en lugar del cazador.
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domingo, 1 de mayo de 2016

La forma y la sin-forma
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

“De Allah son el oriente y el occidente; donde quiere que os volváis, allí encontraréis la faz de Allah.” (Sagrado Corán 2:115)

Este ayat (versículo) del Corán obviamente habla de la omnipresencia de Dios, que está es todos lados todo el tiempo.  En realidad, esa interpretación se puede entender aún más profundamente si consideras que el mundo o universo entero es una manifestación de Allah.  Así que, la esencia de toda la existencia es Dios.  Cuando uno llega a un nivel de desarrollo lo único que ve es a Allah.  Pero hay otra manera de interpretar este ayat.
La palabra que es traducido como ‘faz’ o ’cara’ es wajh en árabe.  Wajh, además de significar ‘cara’ también significa ‘intensión, semejanza, principio, manera, propósito, significado,’ entre otras cosas.  Podemos entender con eso que el mundo es la manera en que Dios guía al ser humano para su evolución del estado incompleto en que entramos a este mundo a un estado rumbo a la perfección contemplado por Dios.  Siendo Dios la esencia de todo, La “faz” de Dios es parte de Su esencia, ver eso es verlo a Él.  La Realidad está oculta por una fachada puesta por los egos del hombre y distorsionado aún más por una percepción pintada por el ego, sus deseos y miedos.  Quitar esa fachada y ver su realidad es llegar a la iluminación.
Para lograr lo arriba mencionado Dios no nos ha dejado sin guía.  Además de los escritos sagrados y maestros que aparecen para los que tienen una ansiedad de conocer la Verdad y que están listos, Dios ha salpicado el mundo con señales para guiarnos.  El Corán está lleno de ayats (nota que la traducción literal de ‘ayat’ es ‘señal’ aunque se refiere al versículo) que señalan los maravillosos aspectos del mundo como  la noche y día, la lluvia, el mar y toda la manera en que la naturaleza nos mantiene, para instarnos a creer en Dios y apreciar Su bondad.  Hay otras señales que el mundo y la vida aportan para los que están en la senda o que tienen fuertes deseos de conocer a Dios y hacer lo correcto.
En el gran marco de las cosas, todo es parte de Dios y Su plan, en nuestro segmento de esa gran realidad existe una dualidad necesaria.  Aunque en realidad no hay mal y bien sino fuerzas opuestas que interactúan para crear la materialidad y ese campo de entrenamiento llamado el universo, aquí tenemos que ver y distinguir entre lo bueno y lo malo como parte de nuestro proceso de desarrollo.  De igual manera, aunque a final de cuentas, todo es Allah, para nosotros es necesario diferenciar entre Dios y no-Dios.  Esta que vemos como forma (no-Dios) y sin-forma (Dios).  El mundo es una manifestación de Allah, la esencia de todo se origina de Dios, o más bien, es Dios o hecho de Su esencia.  Su exterior es una creación del ser humano.  Para ver y conocer a Dios hay que ver más allá de la forma, el exterior.
Mi Sheij siempre dice, “Enfoque en Allah”.  ¿Qué significa enfocar?  Por una parte, un sufí siempre tiene en mente (a lo mejor de su habilidad) Dios.  Es como un anhela incansable, una ansiedad al fondo que no permite la persona bajar la guardia por mucho tiempo.  El sufí está en todo momento buscando o asociando todo con Dios (por asociar quiero decir buscando a Dios o una conexión espiritual en todo lo que toca o hace).  Enfocar significa saber que las reglas de Allah, encontradas en los escritos sagrados, son una manera de encajar con Dios o armonizarse con el Universo y por eso está vigilando a sí mismo, checando su conducta y sus reacciones emocionales haciendo elecciones entre lo que es correcto y lo que no lo es.
Otra manera de ver el concepto de ‘enfocar en Allah’ es reconocer como es que el pensar en Dios y/o más efectivamente, al usar sus nombres sagrados para llamarLo, se hace cambios internos así como para sintonizar el cuerpo físico a la frecuencia divina y con eso cambiar el estado de conciencia.  Orar o pedir ayuda de Dios se entiende comúnmente como si Dios fuera una persona, un anciano con una barba larga como está pintado por algunas artistas.  Este concepto de Dios garantiza resultados mínimos o nulos.  Lo que realmente pasa al llamar a Dios con un concepto grande y sin-forma, es sintonizar las frecuencias del cuerpo físico, que es, en realidad, como un radio receptor que tiene un alcance universal, con la ayuda de Dios que está constantemente lista para ser utilizada por nosotros seres humanos.
Como hemos hablado, el concepto que mantenemos de Dios abre o cierra nuestro mundo al abrir o cerrar receptores en el cerebro.  No importa que la mente, la conciencie del corazón espiritual, este conectado con canales a mundos superiores y a la guía divina, si el cerebro físico no está correctamente sintonizado y limpio de alimentación originado del nafs/ego, la guía e información de fuentes divinas no estarán traducidas de forma entendible para la persona.  En este estado, cortado de la mayor parte de los impulsos divinos, el individuo ve el mundo en términos puramente materiales, un mundo pequeño, restringido con posibilidades limitadas.
Este mundo de la persona normal es la forma de lo que hemos designado como ‘no-Dios’.  Este mundo está lleno de ilusiones y engaños.  Es una trampa que atrapa a la gente, encogiendo su mundo y su persona.  En este estado duro y rígido la persona es fácilmente atacada por fuerzas negativas y su vida se convierte en una montaña rusa emocional llena de conflictos y dolor no obstante la cara que muestra al mundo.  En el mejor de los casos esa persona anda por la vida en un estado de sonambulismo, terminando la vida sin desarrollo alguno ni habiendo empezado la tarea que Dios nos a asignado al entrar en esta etapa de nuestra vida eterna.
Es imprescindible que distingamos entre la forma y lo sin-forma.  Sólo así lograremos ‘ver’ a Dios.  Es imprescindible hacer uso del regalo divino del libre albedrío y para hacer eso uno debe estar conciente, alerta en un estado de vigilia constante.  Eso es ‘enfocarse en Allah’.  Concientes de nosotros mismos, escogemos entre acciones correctas e incorrectas y así nos sintonizarnos con las frecuencias positivas que, a su lado, nos trae la guía que nos ayuda seguir en la senda, así como un ciclo virtuoso.
La persona promedio ve el mundo en términos materiales, de formas y a sí mismo de igual manera – su forma, su cuerpo, su imagen-ego, lleno de ideas de quién es y de que va a ser y hacer, su vida es de cosas y sucesos, atrapado en un mundo material condenado de por vida.
La única manera de escapar de esta prisión a la libertad grandiosa y multidimencional es por vaciarse.  Como es arriba mencionado, con la atención enfocada en Allah, en Dios, sintonizado con el Divino, abierto, sin-forma, sin-apego, fluido, flexible.  Como dijo Jesús (la paz sea con él), “Busca el reino de Dios y todo lo demás sigue por añadidura”.  Eso es enfocar en Dios.  El Profeta Mohammad (la paz sea con él) dijo que la lengua del creyente nunca para de pronunciar el nombre de Allah, que quiere decir que su atención e intención se enfocan en Dios y que los más dedicados usan los nombres de Dios, llamandoLo continuamente y así alineándose con el Señor.
La esencia básica de la existencia son los atributos de Allah que nosotros los sufíes dividimos en 99 partes, los 99 nombres de Dios.  Aunque Sus nombres y atributos son infinitos por razones prácticas y por ser mencionados en el Sagrado Corán, los 99 nombres sirvan como método para acercarnos a Él.  En el Génesis Dios dijo que el hombre fue hecho a Su imagen.  Los 99 nombres (atributos) de Allah se encuentran en el hombre/mujer en forma latente y representan esa imagen o aspecto divino del ser humano.  Sólo al activar esta realidad en nosotros podemos realizar nuestro verdadero destino divino.  Nuestra identidad divina no puede existir en el cuerpo lleno de sí mismo, con el ego, el gran YO, la imagen de ser.  Vacíos, Dios nos llena con Él mismo.  Llenos de nosotros mismos nos estancamos y nunca realizamos nuestro potencial.  El Corán dice que en el pecho del ser humano no caben dos corazones.  Escogemos el nafs/ego o a Dios. 

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