lunes, 20 de febrero de 2017

El cuerpo e imagen de ser parte 5
por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

"Un guerrero debe amar este mundo, para que este mundo que parece tan corriente se abra y revele sus maravillas".  Así dijo don Juan Matus, el Yaqui indio chamán inmortalizado en los libros de Carlos Castaneda.

Una forma de Budismo fue llevado a China de la India por el monje budista Bodhidharma en el siglo 6 d.C.  Al llegar a China se reunió con el emperador, ya un budista, quien había construido muchos templos y monasterios en China.  El emperador le preguntó a Bodhidharma qué merito él había logrado por sus buenas obras.  Bodhidharma respondió, “Ningún”.  Perplejo por la respuesta, el emperador le preguntó cuál era la enseñanza fundamental del Budismo a lo que el monje respondió, “El vacío vasto”.  Ahora el emperador perdió su paciencia y dijo, “¿Y quién crees que eres tú?  A lo que respondió Bodhidharma, “No tengo idea”.
Corrieron a Bodhidharma de la corte del emperador y terminó en el Templo Shaolin donde enseñó los a monjes formas de meditación incluyendo la meditación en movimiento la cual después se incorporó a lo que ahora conocemos como Kung Fu.

Aunque parece que no estaban de acuerdo, el monje budista que renunció a la vida material y el chamán que nos aconsejó amar al mundo, en realidad estaban hablando y actuaban con concordancia, no sólo entre sí sino con toda la sabiduría perenne desde el principio de los tiempos.  Un maestro cabalista dijo que el mundo oculta y revela a Dios.  Los sufíes decimos que el mundo es una manifestación de Dios por un lado y por el otro que el amor de esta vida es la raíz de toda maldad. 
Para entender lo que parecen contradicciones en las palabras y acciones de esos grandes maestros tenemos que reconocer la distinción entre lo real y lo falso.  El mundo tiene esas dos caras, la cara divina con sus usos y la cara falsa con sus engaños.  Una nos lleva a la iluminación, el conocimiento del divino y la mera presencia de Dios y la otra oculta la naturaleza divina del mundo y nos lleva al dolor y la miseria. 
Dios dijo en Génesis que debemos amarlo a Él con todo el corazón y alma.  ¿Cómo podemos amar a Dios con todo y al mismo tiempo amar al mundo?  Parece imposible.  Sin embargo si lograras a ver la cara divina del mundo, entenderías cómo es posible y necesario.  Y es a través del cuerpo físico que eso se lograr. 
Podemos entender esto de una forma intelectual primero.  Por ejemplo: una tasa es una tasa, ¿verdad?  ¿Dónde está Dios en una tasa?  Todo lo que existe es energía y como hemos hablado cada cosa se reduce en partes cada vez más pequeñas hasta llega a la energía más fina que existe que es la voluntad de Dios en forma de información.  Los nombres de Dios, que se encuentran en todas las tradiciones, y son infinitos, representan aspectos de la energía divina.  En el Sufismo usamos 99 nombres como herramientas para ver y entender a Dios, así como en una forma de meditación para llevarnos a un entendimiento más profundo de la realidad del Supremo.  Según este método una tasa es Ar-Rahman (el Benéfico), Al-Khaliq (el Creador), Al-Bari (el que hace el orden), Al-Razzak (el que sostiene), Al-Muqit (el que nutre), As-Samad (el que satisface todas las necesidades) y otros.  En realidad nombres o palabras en general, limitan las realidades y las realidades de los nombres de Allah están más allá de conceptos intelectuales completos, pero podemos decir que todo que existe son combinaciones de fuerzas o energías, aspectos de la esencia del Creador y los nombres representan las variaciones de esas fuerzas o energías.  Los científicos pensaban que todo se constituye de compuestos, que eran combinaciones de moléculas y éstos de átomos pero ahora saben que los átomos contienen partículas cada vez más pequeñas y ya siguen teorizando elementos dentro de los elementos.  Es como la tabla de elementos que contiene otra tabla de elementos dentro y esa otra y así sucesivamente hasta llegar al mero mero, Allah, Dios.
Estoy tomando de mi tasa divina, café divino y estoy pensando en Él.  Tal vez puedas conceptualizar lo arriba explicado pero eso es sólo el comienzo.  Todo eso es algo tangible y visible al desarrollar los sentidos interiores. 
A diferencia de los monjes budistas o cualquier monje, te digo que la única manera de desarrollar la visión necesaria para ver la verdadera naturaleza divina del mundo es participar en ello.  Él que se esconde del mundo nunca va a desarrollar los músculos espirituales necesarios para resistir los engaños del nafs/ego.  Bueno, Bodhidharma sabía algo porque trabajaba y enseñaba ejercicios físicos como método de desarrollo espiritual.  Es movimiento y actividad física que pueden encajarnos con esa otra realidad que podemos llamar el mundo paralelo o aspecto divino de la vida. 
¿Qué es el mundo paralelo o aspecto divino de la vida?  Es el mundo y vida creado por Dios, parte de Su mera esencia.  El mundo en que vivimos y el mundo que vemos es una creación corporativa entre nuestra percepción influenciada por nuestro ego y los egos del resto de la humanidad.  Ese es el mundo que vemos con los ojos normales.  Es sólo una realidad relativa que nos afecta, podemos ver y tocar pero que no tiene una realidad independiente.  La verdadera medula del mundo y la existencia es una energía sacada de la esencia del Creador.  Uno nos seduce y nos engaña y no dirige a ningún lado y el otro nos abre a unas realidades cada vez más grandes y nos protege de todo daño.
Bodhidharma dijo que no tenía ninguna idea de quién era.  A lo mejor sabía pero quiso hacer un punto, que lo que el emperador vio no era él, Bodhidharma, porque él había renunciado a sí mismo, se vació, para hacer espacio para la entrada del “vacío vasto”
Don Juan aconsejó que borraras tu historia personal, eliminar la imagen de ser, tu idea de quién eres.  El sabía que la identificación con el cuerpo y nuestra materialidad nos encogen y hacen nuestro mundo pequeño.  Con la eliminación de esa identificación y el engaño de nuestra “identidad” material y nuestras fantasías de quiénes somos, Dios, la Energía Suprema, nos llena y nos guía.  De otra forma, no es posible.  Es como dice en el Corán que en el pecho del hombre no hay espacio por dos corazones, el mundo falso y el mundo real o el ego y Dios.  O como dijo Cristo que el hombre no puede amar al mismo tiempo a Dios y al mundo.
Sin embargo, Dios nos puso en este mundo por una razón.  Nuestra tarea es trabajar para distinguir y escoger entre lo falso y lo real.  El mundo tiene una fachada lo que oculta su realidad.  El mundo falso o superficial está hecho de los egos o el enfoque en uno mismo.  Cuanto más dejemos de enfocar en nosotros mismos y mantener en mente el deseo de conocer y acercamos a Dios, más frágil se hace la fachada que obscurece el mundo real y poco a poco vislumbres de la Verdad nos llega.


Yoga Sufí

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